Te pones nervioso,
te azoras.
Eres extremadamente
educado.
Temes molestarme,
invadir territorios
que otros
consideran suyos
sin apenas conocerme,
porque
no consigo amurallarme,
abrir fosos
en mi entorno
y
me ven accesible
y
me hieren.
Me enterneces.
Creo
que
eres tímido
porque
no quiero pensar
que
te intimido.
Recuerda, te lo dije,
soy frágil e insegura,
no debes temer,
no voy a herir más
tu maltrecho
cuerpo,
tu corazón
roto,
tus manos
cuarteadas de tanto tocar
lo que no deseabas.
Necesitas bálsamo
para tus heridas
y
recuperación
para tus cicatrices.
Voy a confesarte un secreto.
Soy impaciente,
pero
algo me dice
que necesitas
tiempo,
porque tienes miedo.
Tal vez, lo más necesario
en estos momentos,
sea llevar
a tu sombra,
taciturna
y
temerosa,
esa que siempre fiel te espera
cada noche,
un pedacito
de felicidad
franca
y
sincera,
en la que pueda confíar.
Una vez
que ella sonría
todo será más fácil.
Mientras,
yo le diré a mi impaciente
paciencia
que
espere
por ti.
Photo bt Patrick Wibanks
No hay comentarios:
Publicar un comentario