de
haber amado
con locura,
sin medida
ni mesura.
Pero
yo misma
me empalaría,
en el centro
de la plaza de un pueblo,
para que todos
los que quisieran
tirasen piedras
contra mi cuerpo.
Por haber sido
la estúpida
que quiso ver amor
dónde solo había egoísmo,
que quiso creer amar
cuando sentía miedo,
que ofreció sus manos
a los bolsillos de un abrigo,
que entregó su sexo
a modo de pago
por una deuda
que
no comprendía,
que
no comprendía,
que
besó unos labios
besó unos labios
que
nunca se abrieron
nunca se abrieron
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