Hoy he despertado
fragmentada.
Esta estúpida costumbre
de enamorarme,
conociendo ya el daño
que me causa.
Y ha vuelto
a ocurrir.
Nos encontramos
por casualidad.
Nuestras sombras
chocaron
en plena noche
y,
desde ese instante,
tu mirada anidó
en mi corazón,
dando como fruto
pequeños bocados
de amor
que ingerí
con el ansia
que me caracteriza.
Pronto tus promesas
fueron incumpliéndose
y
empezó el lento
y
doloroso proceso
de fragmentación.
Empiezo perdiendo
las caricias entregadas,
fragmentada.
Esta estúpida costumbre
de enamorarme,
conociendo ya el daño
que me causa.
Y ha vuelto
a ocurrir.
Nos encontramos
por casualidad.
Nuestras sombras
chocaron
en plena noche
y,
desde ese instante,
tu mirada anidó
en mi corazón,
dando como fruto
pequeños bocados
de amor
que ingerí
con el ansia
que me caracteriza.
Pronto tus promesas
fueron incumpliéndose
y
empezó el lento
y
doloroso proceso
de fragmentación.
Empiezo perdiendo
las caricias entregadas,
los gemidos susurrados,
los placeres regalados
para luego proseguir
viendo como
mis pechos se diluyen,
mis ojos no se abren,
mis manos se quiebran
al intentar recoger
el polvo que va soltando
mi corazón.
Te rogué que tu amor
no me dañase.
Me juraste que no ocurriría
pero,
como siempre,
tras tenerme entera entre tus brazos
siento como cuerpo se quiebra
en mil pedazos.
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