un acantilado.
Debajo,
un mar embravecido.
A mis lados,
sendos abismos.
Junto a mí,
tú.
Sabías que tenía miedo,
que dudaba
pero
tú,
impertérrito,
impasible,
imperturbable,
soltaste mi mano
y
te refugiaste
en el silencio.
Pedí tu ayuda,
imploré una sonrisa,
anhelé una mirada,
solicité perdones sin causa,
y
tú
agachaste la mirada
y
no dijiste nada.
No pude pensar
que
era cobardía,
tampoco
desprecio
o
tiranía.
Pero,
cuando giraste
sobre tus pies,
dándome la espalda,
me di cuenta
que es a ti a quien querías.
Photo by Antonio Mora.
No hay comentarios:
Publicar un comentario