"¿Te ocurre algo?".
"No".
"¿Por qué estás tan silenciosa?".
"No me apetece hablar, eso es todo".
"Sé que me quieres, de eso estoy segura, me quieres por costumbre,
por rutina, porque no tienes a otra a quién querer. Pero no me amas
como yo quisiera ser amada".
"¿Cómo quieres ser amada?, ¿no te resulta suficiente mi cariño?".
"Sueño con ser la única mujer de tu vida, esa a la que besas sin permiso,
desnudas a deshoras y abrazas, con tal fuerza contra tu pecho,
dejando de ser dos, para pasar a ser uno.
dejando de ser dos, para pasar a ser uno.
Esa en cuyo cuerpo entras con pasión, con ganas, con delirio, bailando
una coreografía improvisada al momento. Quiero ser la mujer de tu ahora,
no la de ayer, ni la de mañana, porque nuestro ahora sería eterno, porque
nuestro amor no se acaba. Deseo que mi nombre sea tu religión, mi cuerpo
tu templo, mis ojos tu cielo. Anhelo que me digas que me amas hasta que se seque tu garganta.
Que te resguardes en mi sombra, que te guarezcas en mi vientre, que duermas sobre mi pecho.
Ansío que camines orgulloso de mi mano porque pertenece a la mujer
por la que venderías tu alma al diablo."
"Pero, ¿eso existe?".
"Existe, únicamente hay que amar sin medida, amar con pasión y vehemencia, amar con intensidad. Sé que tú no podrás jamás pues te falta generosidad. Por eso me voy, porque ni tan siquiera sabes como deseo ser amada".
"Pero, ¿eso existe?".
"Existe, únicamente hay que amar sin medida, amar con pasión y vehemencia, amar con intensidad. Sé que tú no podrás jamás pues te falta generosidad. Por eso me voy, porque ni tan siquiera sabes como deseo ser amada".
No hay comentarios:
Publicar un comentario