siempre,
tiemblo y me acuesto acurrucada,
muy tapada,
abrazada a mí.
No duermo,
nunca,
vuelves a mi mente y me niego,
no quiero,
pensar en ti.
Tengo sed,
a media noche,
he llorado y siento seca mi boca,
tras recordar,
los besos que no me diste.
No vivo,
desde hace tiempo,
no sé cuándo me negué a respirar,
tal vez,
el día que supe que no podía dar aquello que querías, simplemente, felicidad.
Fotografía de Mónica Serkowska.
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