Elimino esos besos
que nunca supiste dar,
y esas caricias,
perdidas, desorientadas que
aún permanecen,
en algún recodo de mi cuerpo,
escondidas.
Con cuidado suprimo,
los nudos de mi cabello,
esos que tus torpes dedos
hacían sin pensar.
Cierro la puerta
por la que tantas veces entraste,
siempre cansado de tanto caminar.
No vuelvas a llamar,
es innecesario,
siempre entraste con gesto obligado.
De mi corazón extraigo,
promesas incumplidas,
quimeras que eran tus sueños, no los mios,
ningún proyecto en común,
ningún futuro concreto.
¿Te quise alguna vez?.
¿No me dejé llevar por la rutina de tus rutinas.
por la costumbre de tus costumbres,
por las órdenes de tu disciplina?.
Me voy sin mirar atrás.
No dejo nada importante,
tan solo dolor, desaires, gritos, y humillaciones.
Fotografía de Jessica Silversaga
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