puede llevar el fin en sí mismo,
no pasar de un mero trámite de compromiso,
ser un quiero y no puedo,
una frustración,
un desastre,
un mordisco que daña los labios,
un claro indicio de que hay que terminar a tiempo,
sin empezar,
sin dar tiempo a otro beso.
Pero, a veces,
pocas,
un primer beso
marca el inicio de una aventura,
cuyo transcurrir desconocemos,
pero no importa,
se siente tanto en ese primer beso,
que anhelas recibir el segundo, el tercero.
Ese primer beso
te deja indefenso y
anhelante a un tiempo.
Es un beso
inesperado que,
guarda en sí mismo,
toda la información del que besa
y es besado.
Fitografía de John Stezaker.
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