con mi desdén, con mi desidia.
Sospechas que el paso de los años
me ha hecho más cruel y vengativa.
Me reprochas que ya no te beso como antaño
con deleite, con lujuria.
Me preguntas, airado, qué me ocurre,
que, por qué, antes ofrecía fuego y ahora solo recibes escarcha.
¿Cuántos años llevamos juntos?.
¿Tres, cuatro, cinco, veinticinco?.
Jamás tomaste la iniciativa,
nunca llevaste las riendas.
Siempre te dejabas llevar,
si yo besaba, respondías con un beso, escueto y casto, solemne.
¿Cuántos abrazos nacieron de ti
sin que yo te los pidiera?.
¿Cuántas caricias perdidas, cuántos besos alados
cuántos abrazos vacíos, cuánta pasión perdida?
Te lo dije, recuerda que te avisé.
Mi cariño se está acabando, ya no da más de sí.
Yo creía en el amor de dos, las manos de dos personas entrelazadas,
dos lenguas juguetonas en el hueco que forman dos bocas unidas.
Deseaba tu deseo, quería tu querer
anhelaba tus dedos caminando por mi piel.
Soñaba con nuestros cuerpos,
desnudos de vergüenzas, vestidos de pasión.
Pero me he cansado de ti,
de tu apatía, de tu pereza, de tu desdén.
Hago mi maleta y en ella meto, cuidadosamente
los encuentros que no tuvimos, las caricias que no nos dimos.
En un pequeño bolso introduzco
los besos que yo soñaba, las sonrisas que deseaba.
Me calzo unas botas para caminar
hasta el lugar en el que anidan los sueños perdidos, los amores soñados.
Te dejo mi viejo abrigo
tal vez él te sirva de cobijo para tu pereza, para tu olvido.
No hay comentarios:
Publicar un comentario