Ayer tuve la posibilidad de ver la película "La sombra del actor", protagonizada por Al Pacino, una cinta que podría ser calificada de excéntrica, extraña, rara pero igualmente hipnótica gracias al genio interpretativo del mítico actor.
Desde la escena inicial, quedas enganchado a la historia y ya no puedes apartar la vista de la pantalla hasta el sublime final.
Simon Axler (Al Pacino) es un veterano y famoso actor de teatro, sexagenario, que sufre, según sus propias palabras, la oerdida de su "capacidad interpretativa". Tras una penosa interpretación de Macbeth en el Kennedy Center de Nueva York que culmina con un fallido intento de suicidio, Simon no tiene más remedio que aceptar que los días de éxito pertenecen al pasado. Su paso por un centro y psiquiátrico, donde conoce a una obsesiva mujer, Sbyl y, a la salida de éste, en un último intento por recuperar la magia, se deja llevar a una aventura con una mujer lesbiana, mucho más joven que él...
La película, con un guión basado en la novela homónima de Philip Roth, es una lección interpretativa del gran Al Pacino y resulta obvio pensar que su deseo de protagonizarla no se movió por razones económicas pues es un proyecto en el que se aprecia una intensa implicación por parte del actor. Escogiendo una novela del brillante Philip Roth titulada " La humillación" que utiliza parcialmente, encargándole el tragicómico guión al inquietante Buck Henry, dejándose dirigir por Barry Levinson. Al parecer, la película fue rodada en la propia casa del director a lo largo de 20 días.
Una película absolutamente recomendable si te gusta disfrutar de unas intepretaciones, al más puro estilo teatral, alejada de cualquier tipo de artificio superfluo. Yo volveré a verla esta tarde...
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